¿Encontrar un pene más grande es uno de los motivos de infidelidad femenina?

¿Querer un pene pequeño también es uno de los motivos de infidelidad?

Un nuevo estudio sobre factores que pueden revelar la mayor o menor predisposición de una mujer a cometer infidelidad hacia su pareja ha ocasionado enormes titulares, pero por otros motivos. Si bien el estudio se centró en la identificación de determinadas variables relacionadas con comportamientos femeninos engañosos hacia la pareja, la prensa se fijó exclusivamente en una sola: según ella y apoyándose en este estudio, la mayoría de las mujeres mostraban tendencia a cometer infidelidad si su marido o pareja está dotado de un pene de gran tamaño. La mayoría de los titulares en este caso rezaban al estilo de  “cuanto más largo tu pene, más posibilidades hay de que tu mujer te engañe”.

Otros medios todavía más tendenciosos fueron aún más lejos al decretar que el tamaño del pene era la causa principal de las infidelidades de pareja. El mensaje de estos medios es claro: los penes grandes son directamente responsables de la destrucción de la venerable institución del matrimonio. Pero realmente, ¿en qué se basan todos estos titulares?

Según las informaciones publicadas por esta prensa y basándose en el estudio en cuestión, los penes grandes son causa de coitos dolorosos y poco placenteros, lo que induce a las mujeres a buscarse parejas alternativas dotadas de un pene de tamaño más adecuado a ellas y por lo tanto capaces de proporcionarles unas relaciones más “descansadas” y menos agresivas. La cuestión está en si todos estos supuestos argumentos están realmente basados en los datos del estudio mencionado. Si se analiza el tema con mayor detalle, se verá que la prensa infló enormemente y a su interés las supuestas conclusiones del mismo.

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Estudios con mujeres africanas

Para los no iniciados en el tema de una metodología de este tipo de estudios, diremos que este en concreto se centró en 545 pescadores y sus mujeres en Kenia, África. A pesar de que creemos que es fantástico que el estudio se realizara -para variar- en un país como Kenia, que también existe, no hay que perder de vista que los datos del mismo estarán influenciados por su contexto cultural y étnico, aunque esto no se haya tenido en cuenta en el mismo. ¿Por qué?  Porque la estructura  y el significado de una institución social como el matrimonio varía enormemente de una cultura a otra, incluso hoy en día en la que la tendencia general es la homogeneización a escala planetaria. Por ejemplo, la poligamia sigue siendo bastante habitual el Kenia y otras partes del este del continente africano. Por eso, no es correcto concluir sin más que los factores que pueden aparentemente ayudar a predecir unas mayores o menores probabilidades de infidelidad son transmisibles sin más de una cultura y sociedad a otra.

Además, algunos científicos sugieren que hay diferencias, en cuanto al tamaño de pene, de origen racial, con los hombres africanos normalmente portadores de un pene más grande que los de origen europeo. También no hay que perder de vista que la ablación o circuncisión femenina sigue siendo considerada “normal” en Kenia y toda la zona como desgraciadamente ya sabemos en la actualidad. Dado que la ablación femenina limita el tamaño de la apertura vaginal a la hora del coito, es posible que muchas mujeres keniatas sientan el acto sexual de una forma diferente a cómo lo sienten las mujeres en otras partes del planeta. Como se puede ver, existen muchas razones para ser particularmente cautelosos con los datos recopilados en una sociedad muy concreta y aplicarlos sin más a otra sociedad como la nuestra,  todavía hoy muy alejada y bastante diferente de la keniana en muchos aspectos.

Igualmente es importante mencionar que de las 545 mujeres keniatas que participaron en el estudio, solamente un 6,2% de las mismas admitieron mantener relaciones sexuales fuera de su matrimonio. Es decir, solamente unas 34 mujeres de un total de 545. Parece un número bastante reducido como para efectuar aseveraciones tajantes sobre lo que sienten, perciben y mueve a actuar a las mujeres keniatas en general (o en cualquier otro lugar del mundo, como quiere indicar el estudio). Al menos es lo que nos parece por lógica.

En cuanto al nexo que los investigadores dijeron haber descubierto entre el tamaño del pene y las probabilidades de una infidelidad por parte de la mujer, los periodistas que informaron del estudio asumieron erróneamente que el tamaño del miembro es la causa de la infidelidad. Dado que los datos encontrados por el estudio son sólo aparentemente o meramente correlativos sin haber podido ser demostrados, no es posible concluir que haya una relación directa entre el tamaño del pene y la infidelidad femenina. Pienso que existe además otra posibilidad, que es la de que el tamaño del pene este estadísticamente ligado a otras causas que lleven a la infidelidad femenina. Por ejemplo, algunos estudios han demostrado que los hombres con un mayor pene son también en su mayoría bastante más narcisistas. En vista de ello, es posible que el tamaño del pene no sea la causa directa que provoque la infidelidad de la pareja, sino que lo sea indirectamente: a través de su narcicismo y egoísmo, los hombres con un pene grande tienen frecuentemente un comportamiento tal hacia su mujer que a larga aumenta las posibilidades de que ésta termine al final por cometer la infidelidad.

La mayoría de los medios de comunicación que se hicieron eco de este estudio se centraron además en el aparente hecho de que los penes de tamaño grande ocasionan unas relaciones sexuales dolorosas y poco satisfactorias. Para dejarlo claro aquí; se limitaron simplemente a transcribir partes concretas del estudio que son opinión personal de los responsables del mismo: “Las mujeres asocian penes grandes con relaciones sexuales dolorosas y poco confortables y satisfactorias, que frustra los anhelos de una relación sexual satisfactoria que en el fondo espera toda mujer”. ¿Cómo llegaron los autores del estudio a esta conclusión?  Para esta conclusión de tipo categórico general, se limitaron a citar a una mujer participante del estudio, que había afirmado (sic):

“Algunos de los penes son muy grandes, pero mi vagina es pequeña y cuando el hombre intenta insertármelo, me duele tanto que siento que necesito buscar a otro hombre que tenga un pene más pequeño y lo pueda hacer de forma que yo pueda disfrutar también”. Hazlo.

No es nuestra intención ignorar o invalidar la experiencia de esta mujer, que seguramente no será la única y especialmente en África, un continente en el que la ablación femenina todavía es bastante habitual. Sin embargo, transformar una opinión individual en una norma de conducta general simplemente no puede ser considerado científico. Si se quiere llegar a una conclusión o demostración general sobre la naturaleza de un factor en concreto en ciencia, se necesita más de una prueba o la cita de una frase de entrevista realizada a una participante en un estudio para fundamentarla.

En resumen, puede que este estudio haya encontrado una cierta relación estadística entre el tamaño del pene y la infidelidad femenina, pero hay que considerar también el contexto cultural en que se realizó y las limitaciones de su metodología de datos. Incluso aceptando que unas relaciones sexuales dolorosas a causa del tamaño medio del miembro masculino fuera la causa principal de las infidelidades kenianas, nos costaría mucho asumir que esto fuera válido para otras partes del planeta. Además, y esto parece haber sido olvidado por el estudio en cuestión, un numeroso porcentaje de mujeres occidentales han indicado que un pene de mayor tamaño les lleva a disponer de más  posibilidades para alcanzar un orgasmo.

Recordar que las mujeres europeas no tienen este problema ya que la media en España, por ejemplo, es de 13,5 cm y suelen ser infieles con hombres que tengan el pene más grande. Los africanos tienen una media de 16-17 cm. El tamaño ideal rondaría los 15 cm.

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